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lunes, 15 de julio de 2013

Quantum V

Quantum V


Se sentía como una mierda. La conciencia, le corroía por dentro, como si se tratara de ácido fluorhidrico. Se sentía incapaz de hacerlo, como iba hacerle eso a unos pobres chicos. Apenas han empezado a vivir. Pero como "esclavo" que era, debía obedecer a su amo. Ángel incluso empezó a cuestionarse si obedecerle o no. El francotirador, de sangre fría, que mataba sin pensarlo dos veces, se lo pensaba ahora. Su fría reputación, en entredicho por unos críos. El sabe muy bien que Ibarra tiene demasiados recursos, y si se insubordina el también caerá con los chicos. El no es su único asesino. Ibarra sería capaz de todo con tal de proteger su imperio negro del petróleo, ya lo ha demostrado con esa orden.

-Ángel, te veo callado, ¿en que piensas? -Preguntó Carlos.

-No nada -Sonríe amablemente- Ando pensando en estrategias de negocio.

-Deberías tomártelo con más calma, o el trabajo te matará.

Carlos jamás había tenido tanta razón, el trabajó, lo matará. Llevaban varios días en la ciudad, y tras Angel ofrecerse a llevarles a las instalaciones de la empresa al este de Canadá, ahora se dirigían al aeropuerto para coger un vuelo privado. Allí, Carlos y David, tendrían un punto de partida, y comenzar de nuevo con el Proyecto Horizon, nombre en clave, de la segunda generación, del reactor quantum. El plan de Carlos y David, sería construir un nuevo generador, con las bases del anterior. Hacerlo más eficiente y pequeño, para luego presentarlo al mundo y comercializarlo. Sería el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad, desde el fuego. Metas como el avión, o el programa espacial, quedarían obsoletos. Solo se interponía una cosa... y muy grande: Universal Petroleum.

Carlos eligió bien Canadá. UP no está muy extendida en este país, y además, hay gente de "confianza" que ayudaría a los chicos, a conocer su colosal producto.

Mientras tanto, en España, Ibarra estaba sentado en el sillon, de su colosal despacho. Tenia un vaso con whisky y hielo sobre la mesa, al lado del teclado de su ordenador, y estaba leyendo el periódico de la mañana. Dio una fuerte calada a su puro, y lo dejo en el cenicero, tras cerrar el periódico. Aproxima la mano a uno de los cajones de su mesa. Dentro habían varios móviles, y una pistola. Coge uno de ellos y marca un número.

-Soy Ibarra. ¿Está todo dispuesto?

-Si señor.

Cuelga el teléfono.

"Hasta nunca. Ángel" Dijo en voz alta en su despacho.

Se alejó de su escritorio, y con el puro en la boca, se quedó frente a la ventana, mirando al horizonte. Introduce su mano en el bolsillo de su americana, y saca, lo que parece un pendrive. Lo observa, con una sonrisa en la cara. "El mayor poder jamás conocido por el hombre, contenido en este pequeño pendrive"

Mientras en Canadá, Ángel, Carlos y David, llegan al aeropuerto. A los pies del avión, estaba un hombre esperándoles.

-Buenos días señor -dijo el hombre que estaba al lado de las escaleras del pequeño jet privado.

-Buenos días -dijo Ángel - Venga subid, nos espera un vuelo largo. Dajad las maletas a Juanjo.

Los chicos dejan sus maletas a Juanjo, y este, las carga en la bodega del avión. Ángel y los chicos, finalmente entran al avión.

-Sentaos muchachos, donde más os plazca. Ahora vuelvo, tengo que preguntarle una cosa a Juanjo. - Se da la vuelta y mira a Juanjo- ¿No vienes?

-No, Ibarra ha querido que me quede aquí, me necesita, para ciertos asuntos. Hasta luego Ángel.
-De acuerdo, nos vemos Juanjo.

Juanjo, se quedó mirando al avíón mientras hacia las pertinentes maniobras para rodar a pista. Lo miraba con melancolía y tristeza, como si supiera, que no volvería a verlo, nunca más. Juanjo saca su móvil de la chaqueta y marca.

- Señor, ya ha despegado el avión, todo dispuesto.
- Entendido. Gracias Juanjo. No olvides destruir ese teléfono.

Juanjo cuelga y se queda mirando al avión. 

- Ángel, ¿estás bien? - Preguntó Carlos, al acercarse a su lado

Ángel tenía sus dos manos cruzadas frente a su boca. No paraba de mirar al infinito.

- Algo no va bien...

Se quita el cinturón y se levanta del asiento. - Oye Ángel, ¿qué haces? - Ángel abre la trampilla del suelo que conduce a la bodega. - ¡¿Estás loco Ángel?! ¿Qué coño haces? - David al ver el espectáculo se levanta también a mirar lo que estaba haciendo Ángel.

Se metió por la trampilla, y en cuclillas, empieza a revolver las maletas de equipaje, buscando algo. Al quitar una maleta de en medio, sus ojos se abrieron como platos, y se dejó caer sobre el fuselaje del avión. Un sudor frío le recorrió la frente, mientras miraba lo que había encontrado.

- No... no puede ser... estamos muertos... es un ... una ... ¡UNA BOMBA! - al gritarlo comenzaron las lágrimas a recorrerle las mejillas

- ¡¿Qué?! - Dijo Carlos alarmado. Se tiró por la trampilla y se acercó a Ángel. Y allí estaba. El artefacto parecía sólido. No habían cables ni nada por fuera. Simplemente era una especie de maletín metálico con una pequeña pantalla LCD que ponía "READY".  Carlos, se quedó boqueabierto.

- ¡ME CAGO EN LA PUTA ÁNGEL, ¿COMO COJONES SABES QUE ES UNA PUTA BOMBA? - Gritó David desde la trampilla.

- Lo siento chicos... es por mi culpa, yo os traje aquí.

- Ángel, ¿de qué cojones hablas? - dijo Carlos.

-Carlos, trabajaba para tu padre, no solo como dirigente de la división canadiense de UP, sino también como asesino. -dijo entre sollozos. - ¡LO SIENTO DE VERDAD! Me mandó mataros, pero no iba hacerlo.

- ¡¡AAAARRGHH!! -David entra en la bodega y corre como puede, hasta Ángel y comienza a pegarle puñetazos contundentes en la cara. - MALDITO HIJO DE PUTA EMBUSTERO DE MIERDA... ASESINO, MUERETE! QUE TE JODAN CABRÓN.

-¡PARA! DAVID PARA!! -gritaba Carlos, hasta que le dio un puñetazo a David en la cara. 

-¡¿Pero que te pasa?! ¡Estás defendiendo al capullo que nos ha condenado a muerte!

- No lo hizo queriendo, ya lo has oído. La culpa de todo esto, es de MI PADRASTRO! Ángel también morirá con nosotros. ¿No lo ves? Ya pidió perdón, déjale que tenga la conciencia tranquila capullo. -dijo Carlos- Ángel, ¿estás bien?

- Aghh.. Si.... me lo merecía... por hijo de puta.

- Escucha, ¿puedes abrirla y desactivarla?

- No.... tu padre patento esto... Es una bomba lapa. Imposible de desactivar, de abrirse o moverla. Si intentamos algo con ella, explotará. No puedo hacer nada... Lo siento.

- ¡¿Y NOS QUEDAMOS AQUÍ Y YA ESTÁ?! ¡¿A MORIRNOS?!

- David... como vuelvas a alzar la voz, te aseguro que morirás, pero no por la bomba, sino estrellado en el suelo tras una caída libre de 5000 m  de altura. ¿Quedó claro? Necesito pensar... -Se queda callado un rato-  Tu -señala a David- Ve arriba a la cabina, y di a los pilotos que contacten con radio con las autoridades. ¡VAMOS!

- S.. Si - David, subió por la trampilla y corrió por el avión vacío, hasta llegar a la cabina. Estaba cerrada por dentro. Aporrea la puerta. -¡Oigan , por favor, abran, es de extrema urgencia, nuestra vida depende de ello! - El copiloto abrió la puerta. 

- ¿Qué quieres?

- ¡Hay una bomba en el avión!

- Anda ya, no seas absurdo. Siéntate y deja de molestar a los que estamos trabajando. - acto seguido, cerró la puerta.

- ¡Por favor, escúchenme! ¡Abrid la puta puerta!.

David aporreaba la puerta y la intentaba tirarla abajo, sin éxito. El copiloto comunicó al piloto:

-Lo han visto, ¿qué hacemos?

-Seguir con el plan. Ignórales. Esa puerta resistirá todo lo que le echen.

-Entendido.

Mientras tanto. Ibarra tras colgar el teléfono, se sentó en su sillón y enciende el ordenador, y abre un extraño programa. Hace tecleo extraños y configura el extraño programa. Finalmente aprieta enter. 

La pantalla del artefacto, comienza a parpadear con un color rojo, y una secuencia de números regresiva, mientras emitía un extraño sonido. 

-Se acabó... -susurró Ángel.
Carlos, parece también haber asumido su destino y se queda callado, quieto y sentado en el fuselaje, junto a Ángel, mientras miraba fijamente al artefacto, viendo sucederse los números en su pantalla.

3

2

1

De repente, hubo una gran explosión de luz. Una luz azulada muy intensa, que envolvió rápidamente al avión. Ese luminosísimo orbe, comenzó a menguar, hasta que finalmente, desapareció, al igual que el avión, sin dejar rastro. Juanjo, observó todo esto, con unos prismáticos, desde el coche. Coge nuevamente su móvil.

-Señor, parece que la singularidad, se produjo con éxito.
-Gracias Juanjo.

Después de esta conversación, Juanjo destruye el móvil, partiéndolo en dos.

Ibarra, satisfecho, se levanta de su sillón con el pendrive en la mano. "El mundo, será mio".


FIN DE QUANTUM: PRIMERA PARTE





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