Quantum
Capítulo III
Carlos, caminaba por la calle, con los auriculares puestos y la música a toda pastilla. Se dirigía a casa, con las manos repletas de bolsas de la compra, ya que hoy le tocaba a él hacer la cena. A pesar de que la música invadía sus oídos, no se sentía solo. Esto parece evidente, a las 6 de la tarde por la calle hay gente, pero sentía que algo raro pasaba a su espalda. Se paró en medio de la acera y se volteó, pero no vio nada sospechoso. Sin embargo, no podía quitarse de encima la sensación de que le estaban siguiendo. No era la primera vez que se sentía vigilado: en clase, en la calle, incluso en casa. Pero siempre se excusaba diciéndose a si mismo "bah, paranoias mías" Pero esa misma tarde, dejará de pensar que se trata de una paranoia a pensar en que es un hecho.
Seguía andando, cruzó la calle cuando el semáforo se lo permitió y anduvo un par de decenas de metros hasta, nuevamente detenerse. Esta vez estuvo un rato observando y fijándose en la gente. A lo lejos, al otro lado de la calle fue donde lo vió. Apestaba a sospechoso por todos lados. Chaqueta negra, gafas de sol... Hasta parecía demasiado tópico. El hombre, estaba también parado, tímidamente oculto tras una farola.
-Ibarra, creo que el chico me ha visto, ¿prosigo?- Dijo el hombre por el micrófono de la chaqueta.
-Síguele hasta saber donde vive. Frank, no le pierdas de vista ni un segundo.
-Entendido.
"Mierda, me están seguiendo. Joder Carlos piensa piensa... No puedo ir a casa, sabrán donde vivo. Joder.... ¡Ya lo tengo!" Carlos fingió no darse cuenta de que le estaban siguiendo y prosiguió. Algunas manzanas después se detuvo en un edificio y tocó en el portero automático.
-¿Si?
-Hola Miguel, soy Carlos ¿puedes abrirme?
-¡¡¡Que pasó Carlos que honda!!! Tío lo pasaremos de puta madre, si si te abro.
"Nunca me cayó bien Miguel, es un plasta. Con suerte, ese pardillo pensará que vivo aquí"
-Ibarra, el chico ha llegado a un bloque de apartamentos y ha entrado.
-¡Genial! Ya tenemos su dirección. Frank, vuelve aquí, deja el espionaje por hoy.
-Si señor.
Carlos vio como se iba el hombre a través de la ventana.
"Bien, parece que se ha ido. Tengo que contactar inmediatamente con David, esto se pone feo".
Miguel se acerca a Carlos, y le propina una enorme palmada en la espalda.
-¡Que pasa tiooo! Dime que pasarás la noche aquí tío. Joder vamos a montar un fiestón que lo flipas. ¡Si trajiste comida y todo! Que detalle. Venga tío, voy a llamar a...
-¡Cállate maldito subnormal de mierda!-. Se callaron durante unos segundos. - Perdona, pero ando últimamente sometido a mucha presión y...
-Bah tío, no te preocupes, nada que una buena pivita solucione.
"Dios que pesado, vaya imbécil más integral, tengo que salir de aquí y llamar a David cuanto antes"
-Emm Miguel, creo que mejor me iré a casa... Como compensación, quédate el papeo.
-Gracias brother, y ¡¡relájate tio!! ¡¡La vida es una fiesta!!
-Venga nos vemos-. Antes de salir a la calle, en el recibidor del edificio, cogió el móvil y llamó a David.
-¿Que quieres Carlos?
-David, ¿aún tienes esos ahorros que tenías por ahí guardados?
-Si si, ¿por qué?
-Nos vamos de viaje, a Canadá.
-¿¿¡¡QUEEE!!??
- Me han estado siguiendo tío, y no se desde cuando. Rezo para que no sepan donde vivimos. Pero de seguro te habrán seguido a ti también. Pasamos mucho rato juntos y sospecharán de ti también.
-¡No me jodas tío! ¿Como coño quieres que me vaya a Canadá? ¿Que pasa con la Universidad?
-¡A LA MIERDA LA UNIVERSIDAD! Tenemos que irnos. YA, ve haciendo la maleta. Si no lo haces, nuestras vidas pueden correr peligro.
-Estás como una puta cabra. Maldigo el día en que te conocí. ¿Y cual es el plan cuando lleguemos allá?
-No, primero tenemos que hacer una cosa. Tenemos que destruir el prototipo y los planos. Tenemos que destruir todo lo que tenga que ver con el reactor. Luego, nos iremos a Canadá y ya se me ocurrirá algo cuando lleguemos allá.
-Por qué, por qué siempre me pasa algo cuando estoy contigo, por qué.
-Venga hombre, es una aventura.
-No, una aventura es lo que sentirás, cuando te meta mi bota por el culo. Lo que me haces hacer cabrón.
-Hoy por mi, mañana por ti. Por cierto, guárdame el secreto, pero había comprado explosivos en el mercado negro por si acaso. Hay que hundir la nave industrial y la máquina en el océano. Y sin explosivos, es difícil...
-¿Te das cuenta de que, ERES UN PUTO DELINCUENTE?
-¿Y que quieres que haga? No hay otra forma.
-Pues la destruirás tu solo, yo no pienso involucrarme más.
-Pues vale. Mañana debes estar en el aeropuerto a las 5 am, para comprar los billetes. Haz las maletas de ambos.
-Descuida, procuraré no METERTE EXPLOSIVOS EN LA MALETA, MAMÓN. Esta bien, allí estaré.
Carlos colgó y salió disparado del edificio. Corrió como un condenado hasta llegar donde tenía aparcado el coche. Tenía que darse prisa para que no cayera la noche y poder plantar los explosivos, en los pilares que sustentaban el muelle donde estaba la nave. Después de una larga carrera contrareloj en el coche, llegó al fin al muelle. Se bajó del coche y entró en la nave, se apresuró en atravesar toda la nave y entró en una puerta al fondo de la misma. Enseguida encontró los explosivos de alta precisión, en un sótano oculto en esa habitación. Allí se encontraba también, el equipo de buceo, que guardaba en un armario, al fondo de la estancia.
Se apresuró a ponerse el equipo, subió las escaleras y corrió hasta salir de la nave. Se puso las aletas y se zambulló, con los explosivos en la mano. Eran unos explosivos plásticos muy potentes y de alta precisión, muy maleables. Colocó un poco en cada uno de los pilares que sujetan el muelle, y los conecto todos, con un cable, que terminaba en un receptor que pegó en otro pilar, fuera del agua. Salió del agua y se quitó todo el equipo de buceo; desnudo, lo tiró al agua. Se secó, y fue al coche a vestirse. Todo esto le llevó bastantes horas, tanto, que cuando terminó, ya eran las 4 y media de la mañana. Y Carlos, casi llorando, apretó el botón del controlador. Las explosiones fueron muy discretas, bastante silenciosas, debido a que eran submarinas. Pero lo suficientemente potentes para sesgar los pilares, y hacer que todo el muelle, se hundiera en el mar, en cuestión de segundos.
Antes de todo esto, Frank tras el espionaje, se fue al helipuerto para coger el helicóptero que le llevaría donde estaba Ibarra, en su coche con chofer privado. El rotor del aparato, ya estaba en marcha cuando Frank llegó al helipuerto. Nada más entrar este en el helicóptero, despegó y se adentró en el mar. Poco después de dejar la costa, se divisaba una gigantesca estructura de hierro, era una plataforma petrolífera, en la cual en su costado, ponía "Universal Petroleum". El helicóptero se acercó a la plataforma y se posicionó para aterrizar en el helipuerto de la plataforma. Allí esperaba Ibarra.
Frank se baja del helicóptero y le dice a Ibarra: -¿Cuantos esta tarde señor? A lo que Ibarra le contesta: - Dos mil quinientos barriles en esta tarde, esta plataforma la verdad es que se porta muy bien conmigo jajaja. Pero siendo el dueño de la mayor petrolera del mundo, es una cifra insignificante la verdad. Bueno, amigo mío, ¿te apetece una copa? Vayamos a mi despacho, quiero hablar de tu espionaje,
Carlos después de destruir el reactor, se dirigió al aeropuerto, donde le estaba esperando David, con dos maletas a rebosar de mangas y patas de pantalón.
-¿Lo hiciste Carlos?
-Si.
-¿Estás bien?
-Si si, ¿hablaste con nuestros padres?
-Si, les dije que era un viaje de la universidad, y que íbamos a estar fuera mucho tiempo.
-Vale. Vamos a comprar los billetes en la ventanilla.
Se dirigieron a la ventanilla para comprar los billetes, y una chica muy amable les atendió. Carlos fue primero.
-Buenos días señores, ¿en que puedo ayudarles?
-Querríamos dos billetes con destino Quebec, Canadá.
-Muy bien, el próximo vuelo con ese destino saldrá a las 8 de la mañana. Deme su pasaporte y su nombre completo.
- Si, tenga. ¿Por qué requiere mi nombre, si ya figura en el pasaporte?
-Oh no se preocupe, es solo por protocorial.
- De acuerdo. Carlos Ibarra Jimenez.